A finales de 2020, comencé a interesarme por escribir para retos literarios, especialmente aquellos promovidos por otras comunidades de la blogosfera. Con el tiempo, he notado que esta actividad tiene tanto ventajas como desafíos.
La principal ventaja es que permite ganar lectores y recibir comentarios. La reciprocidad fomenta la integración en comunidades donde no solo se forman amistades, sino que también se descubren enfoques distintos hacia el oficio de mantener una bitácora literaria. No obstante, uno de los desafíos más evidentes es la dificultad para mantener una coherencia narrativa si el objetivo es construir una novela o relatos interconectados, ya que las convocatorias suelen variar mucho en temática. Por ello, he tenido que abstenerme de participar en algunas, para no perder el hilo de mis propios proyectos.
Otro aspecto a considerar son las restricciones de extensión. Cuando escribo libremente, mis capítulos suelen alcanzar entre 1,500 y 2,000 palabras. Sin embargo, muchas convocatorias limitan los textos a 250 palabras (como los microrrelatos de El Tintero), 350 (los relatos de Los Jueveros), o 900 palabras (Concurso del Tintero). Esto puede dificultar el desarrollo completo de una idea, dejando historias algo incompletas o apresuradas.
En cuanto a los concursos más tradicionales, que suelen pedir el envío de textos por correo con requisitos estrictos de formato y ocasionalmente tarifas de participación, no suelo involucrarme. Aunque participé en uno descubierto en Facebook, no recibí retroalimentación, lo que disminuyó mi interés. Además, muchos de estos certámenes implican cesión de derechos intelectuales, algo que considero con cuidado. Por estas razones, prefiero las convocatorias que permiten publicar los relatos directamente en mi blog, evitando cualquier intercambio monetario.
Actualmente, utilizo una técnica mixta: participo en algunos retos, pero también publico cuentos independientes en mi bitácora. Aunque esto puede resultar confuso para algunos lectores de los retos, quienes podrían encontrar fragmentos que carecen de contexto, procuro que mis textos sean lo suficientemente autoexplicativos para que puedan disfrutarse de manera aislada, dentro de las limitaciones de cada convocatoria.
La mayor ventaja de los retos literarios es que fomentan la productividad. Si hay bloqueos creativos o simplemente falta de motivación, estas actividades permiten mantenerse activo, o al menos inspirado al leer los relatos de otros participantes.
Comunidades que frecuento
- El Tintero de Oro: Espacio para microrrelatos y cuentos más extensos, con convocatorias bimensuales. No operan en verano (Blogger).
- Los Jueveros: Comunidad activa desde hace casi dos décadas. Cada jueves, un miembro actúa como anfitrión y propone un tema. (Blogger).
- Vadereto, (Acervo de Letras): Convocatorias mensuales sin límite de palabras (Wordpress).
- Alianzara: Nueva comunidad desde 2024, que solicita relatos de hasta 900 palabras (Wordpress).
- Microteatro (Literature and Fantasy): Convocatorias exclusivas para guiones de dramaturgia (Blogger).
Sí. Totalmente.
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